Jesús vino a cumplir la Ley de Moisés, pero no solamente vino a cumplirla, también vino a enseñarla y a interpretarla, nadie conocía la Ley tan bien como nuestro Maestro, tampoco nadie la pudo guardar como Él (completa y perfectamente).

Los fariseos añadían a la Ley de Moisés sus propios mandamientos y prohibiciones, Jesús se refiere a estas leyes cuando habla de “la tradición de los ancianos” (Mt. 15:2 / Mc. 7:3) y de los "mandamientos de hombres" (Mt. 7:7).

En el siguiente pasaje, vemos como los fariseos y los escribas buscaban algo para acusar a Jesús, estaban intentando desacreditarlo porque Jesús NO respaldaba las enseñanzas de los fariseos, no enseñaba las tradiciones de los ancianos.

“Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio, le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices? Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo. Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra. Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio. Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.”
Juan 8:3-11

Los fariseos y los escribas dijeron a Jesús que Moisés ordenaba apedrear a este tipo de mujeres y le preguntaron que qué decía Él . . . ¿Guardaría la Ley o no? ¿Confirmaría la Ley o no?

En la época de Jesús NO se podía apedrear a nadie, los judíos no tenían la autorización de Roma para poder quitar la vida a nadie. Si Jesús hubiera dicho que hay que apedrearla, NO habría servido para nada porque los judíos no tenían el permiso para hacerlo.

“Sólo los romanos tienen derecho a ejecutar a una persona - respondieron los líderes judíos.”
Juan 18:31

Jesús conocía muy bien la Ley de Moisés:

“Si un hombre cometiere adulterio con la mujer de su prójimo, el adúltero y la adúltera indefectiblemente serán muertos.”
Levítico 20:10

Si Jesús hubiera dicho que hay que apedrearla, habría quebrantado la Ley de Moisés ¿por qué? Porque según la Ley de Moisés había que apedrear a los DOS, aquí tenemos la trampa que le quisieron poner. Trajeron sólo a la mujer cuando también tenían que haber traído al hombre para ser apedreado.

“No admitirás falso rumor. No te concertarás con el impío para ser testigo falso. No seguirás a los muchos para hacer mal, ni responderás en litigio inclinándote a los más para hacer agravios . . .”
Éxodo 23:1 y 2
Reina Valera 1960

Si Jesús hubiese hecho caso a ese grupo de fariseos y escribas, habría seguido a los muchos para hacer el mal ¿por qué? Porque apedrear a la mujer sin el hombre NO era lo que debía hacerse según la Ley de Moisés, la Ley decía que los dos tenían que morir.

“Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo.”
Juan 8:6

Aunque no sabemos lo que escribía, lo que me llama poderosamente la atención es que se mencione el “dedo” de Jesús. Jesús básicamente les estaba diciendo: “¿Cómo queréis acusarme si yo escribí los mandamientos con mi dedo? Yo fui el que os dio la Ley”. Como los fariseos y los escribas no eran tontos, captarían a la primera este mensaje.

“Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra.”
Juan 8:7 y 8

Ahora Jesús pone a los fariseos y escribas en la misma trampa que le querían poner a Él.

“Cuando se hallare en medio de ti, en alguna de tus ciudades que EL SEÑOR tu Dios te da, hombre o mujer que haya hecho mal ante los ojos del SEÑOR tu Dios traspasando su pacto . . . Por dicho de dos o de tres testigos morirá el que hubiere de morir; no morirá por el dicho de un solo testigo. La mano de los testigos caerá primero sobre él para matarlo, y después la mano de todo el pueblo; así quitarás el mal de en medio de ti.”
Deuteronomio 17:2, 6 y 7

Cuando Jesús dice que el que esté sin pecado tiré la primera piedra, los dos o tres testigos que se requieren según la Ley de Moisés y que son los primeros en tirar las piedras, NO pudieron hacerlo porque lo que estaban haciendo estaba mal y los testigos lo sabían, los testigos sabían que este incidente no se trataba de la mujer ni del adulterio, se trataba de pillar a Jesús quebrantando la Ley de Moisés, los testigos estaban pecando al intentar pervertir la justicia (condenando sólo a la mujer para acusar a Jesús). Por tanto, cuando Jesús les dice a los testigos que tiren las piedras si están sin pecado, NO pueden hacerlo, la misma trampa que le pusieron a Jesús, ahora Jesús se la pone a ellos.

“Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio.”
Juan 8:9

En este tipo de situaciones cuando los más viejos se marchaban era la forma de decir: “No estamos de acuerdo con lo que está sucediendo”, es decir, los más viejos fueron los primeros en dar la razón a Jesús.

“Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.”
Juan 8:10 y 11

Aunque la mujer era culpable, los fariseos y los escribas NO la condenan y Jesús tampoco ¿Por qué no la condenó Jesús? Porque NO habían traído el hombre con el que adulteró y porque NO se hallaron dos o tres testigos que se atrevieran a testificar contra ella y sin dos o tres testigos NO se puede condenar a nadie, como hemos leído en Deuteronomio 17.

Jesús en muchas ocasiones enseñó la Ley de Moisés y en este caso en particular, los fariseos no pudieron acusar a Jesús de haber “seguido a los muchos para hacer mal y de inclinarse a la mayoría pervirtiendo la justicia”. Jesús NO cayó en la trampa porque conocía la Ley a la perfección y la guardaba.

“No te dejes llevar por la mayoría en su maldad. Cuando te llamen a testificar en un pleito, no te dejes influir por la multitud para torcer la justicia.”
Éxodo 23:2
Nueva Traducción Viviente

Jesús NO se dejó influenciar por la multitud de fariseos y escribas que le trajeron a la mujer adúltera, Jesús NO torció la justicia.

Por lo tanto, este pasaje NO tiene que ver con el amor, ni con el adulterio, ni con el Nuevo Pacto, este incidente tiene que ver con la Ley de Moisés y si el Mesías podría guardarla, incluso en una situación con trampa. Al final, estos religiosos cayeron en su propia trampa y fueron avergonzados.

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