El Pueblo de Israel estaba casado con un marido que demandaba sacrificios, obediencia y obras, este marido se llamaba “el Señor Ley”, Israel tenía que cumplir TODO lo que su marido demandaba, pero Israel nunca pudo satisfacer a su marido plenamente, por eso, Pablo nos dice que en Cristo, morimos al Señor Ley, la muerte de Cristo fue nuestra muerte y al morir al Señor Ley, fuimos liberados de la sumisión que teníamos al antiguo marido, ahora Cristo es nuestro marido y las diferencias entre estos dos maridos es MUY GRANDE:
• El Señor Ley produce una vida de temor, el Señor Jesús produce una vida de amor.
• El Señor Ley nos exige y nos demanda, el Señor Jesús nos bendice y nos da.
• El Señor Ley nos acusa y nos condena, el Señor Jesús nos justifica y nos salva.
• El Señor Ley nos esclaviza, el Señor Jesús nos libera y nos da libertad.
• El Señor Ley nos hace servir y trabajar, el Señor Jesús nos da reposo y trabaja por nosotros.
• El Señor Ley nos da mandato sobre mandato, el Señor Jesús nos da gracia sobre gracia.
• El Señor Ley nos trata como esclavos y siervos, el Señor Jesús nos trata como hijos y amigos.
"¿Acaso ignoráis, hermanos (pues hablo con los que conocen la ley), que la ley se enseñorea del hombre entre tanto que éste vive? . . . Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios . . . ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra."
Romanos 7:1, 4 y 6