No todos los fariseos en la época de Jesús creían de la misma forma, ya que dentro del Fariseísmo encontramos dos escuelas principales: la Escuela de Shamai (Bet Shamai = Casa de Shamai) establecida en el 46 A.C. y la Escuela de Hilel (Bet Hilel = Casa de Hilel) establecida en el 32 A.C.

Shamai era un rabino (maestro) impaciente y estricto en su interpretación de la Torá, mientras que Hilel era indulgente y compasivo en sus interpretaciones. Pablo perteneció a la Escuela de Hilel, ya que Hilel era el abuelo de Gamaliel el Anciano, el Rabino del Apóstol Pablo (Hch. 22:3).

Aunque ambas Escuelas llegaron a tener unas 300 diferencias en sus enseñanzas e interpretaciones, la amistad reinaba entre los discípulos de la Escuela de Hilel y los de la Escuela de Shamai. Solamente en una ocasión, el Talmud nos dice que los discípulos de Shamai usaron la violencia para imponer sus enseñanzas sobre las de Hilel. Sin embargo, al final la Halajá (la Ley de Judía) NO es según la Escuela de Shamai, es según la Escuela de Hilel, es decir, las interpretaciones que han prevalecido en el Judaísmo Rabínico/Tradicional han sido las de la Escuela de Hilel, esta decisión fue tomada después de 3 años de discusión cuando se escuchó un Bat Kol (una voz del cielo – lit. hija de la voz) afirmando que, aunque las palabras de las dos Escuela eran las palabras del Dios Vivo, las que deberían aplicarse serían las palabras de Hilel, por tanto, la Halajá (la Ley de Judía) es según la Escuela de Hilel.

Gracias al Rabino fariseo Yojanan Ben Zacai, discípulo de Hilel, el Judaísmo pudo continuar después de la destrucción del Templo de Jerusalén, esta vez fuera de Jerusalén, sin Templo, sin sacerdocio, sin sacrificios . . .

Hilel el Anciano, también llamado “el Sabio”, nació en Babilonia y se fue a vivir a Israel donde trabajó como leñador, era un hombre pobre, tranquilo, bondadoso, amante de la paz y abierto a los cambios, se cuenta que Hilel estuvo a punto de morir congelado de frío al permanecer escuchando una clase de Torá desde una ventana, ya que no tenía el dinero para poder entrar, gracias a este incidente, se dejó de pagar para entrar a estas clases.

Shamai era un hombre con mucho carácter, firme, estricto y cerrado a cualquier posible cambio que amenazase la pureza de la fe de Israel y de la raza judía. Los discípulos de Shamai decían: “Los extranjeros son como la lepra sobre el cuerpo de Israel”. Muchos zelotes fueron discípulos de Shamai.

Pongo a continuación una de las historias más conocidas de Hilel y Shamai:

“Sucedió que un gentil se presentó ante Shamai y le preguntó: ¿Cuántas Torás tenéis?” Le respondió: “Dos: La Torá Escrita y la Torá Oral”. Le dijo: “Por lo que se refiere a la Torá Escrita, te creo; en cuanto a la Torá Oral, no te creó. Haz de mí un prosélito, con la condición de que no me enseñes más que la Torá Escrita”. Shamai se enfadó con él y lo echó con cólera. El gentil se presentó entonces a Hilel. Este hizo de él un prosélito . . . De nuevo ocurrió que un gentil se presentó ante Shamai y le dijo: “Haz de mí un prosélito con la condición de que me enseñes toda la Torá mientras me sostengo sobre un solo pie”. Shamai lo echó con una vara de medir que tenía en la mano. Se presentó ante Hilel. Este hizo de él un prosélito. Hilel le dijo: “Lo que odias, no se lo hagas a tu prójimo: esto es toda la Torá, y el resto, no es más que comentario; ve y estudia . . . Algún tiempo después, estos gentiles hechos prosélitos se encontraron en un mismo lugar y dijeron: “La impaciente intransigencia de Shamai quiso echarnos del mundo venidero, pero la humilde paciencia de Hilel nos ha acercado y llevado bajo las alas de la presencia divina”.

Termino este estudio poniendo algunos de los dichos de Shamai y de Hilel . . .

Dichos de Shamai:

  • Haz del estudio de la Torá tu primordial labor.
  • Di poco y haz mucho.
  • Recibe a toda la gente amablemente.

Dichos de Hilel:

  • Busca la paz, ama a la gente y acércala a las enseñanzas de la Torá.
  • Si yo no soy para mí, ¿Quién soy?; y cuando soy para mí, ¿Qué soy?; y si no ahora, ¿Cuándo?
  • NO juzgues a tu prójimo sin ponerte en su lugar.
  • No digas que nadie sabrá tal cosa, pues al fin todo se sabe.
  • No digas: “Estudiaré cuando tenga tiempo”, pues tal vez no lo tendrás.
  • Una vez Hilel vio una calavera flotando en el agua y dijo: “Flotas por haber hecho flotar a alguien; y quien te hizo flotar, flotará”.

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Mentiras "Piadosas"

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